Como en tantas ocasiones estaba buscando lugares, países donde poder viajar en un
futuro próximo. Y apareció una de esas ideas que se piensan y se hacen sin pensarlo. Así fue, como
junto a mi pareja, estábamos a un clic de tener los pasajes a Japón.
El viajar al otro lado del mundo, un idioma que no manejamos para nada, costumbres
totalmente distintas a las de occidente eran desafíos para decir: VAMOS. Vamos y dejemos atrás
estos temores que puedan generarse por abc motivos.
Encontramos pasajes Santiago – Tokio vía Aero México por 630.000 CLP
aproximadamente, ida y vuelta, comprando en abril para viajar en enero.
Tras una larga conexión de 20 horas en Ciudad de México, llegábamos al aeropuerto de
Narita a eso de las 6:30 am. Apenas pusimos un pie en el aeropuerto, todo nos sorprendía y
llamaba nuestra atención. Las luces, las animaciones, los carteles en japonés y para qué hablar de
la tecnología. ¡Woow!… Estoy en Japón.
Me dirigí a la oficina de JR dentro del aeropuerto de Narita para activar el bendito JR Pass,
comprado previamente desde Chile. ( www.japan-rail-pass.com )
Abundaba el nerviosismo que implicaba el relacionarse con los japoneses y no entenderles
nada, pero para nuestra suerte, tenían un manual instructivo en español, por lo que,
intercambiando algunas palabras en inglés, se pudo sacar la tarea adelante. Por lo general todo el
personal que atiende publico maneja el inglés, lo que es un gran alivio (incluso teniendo un nivel
de inglés precario).
JR activo y nos subimos al Narita Exprés con dirección a Tokio, específicamente a la zona
de Asakusa, en donde nos hospedaríamos las primeras dos noches.
Pasando al tema de trasporte, lo que más usamos fue el tren o metro, en donde las
indicaciones y avisos están traducidos al inglés y muy bien especificados en los mapas, así que
puedes entender con mucha claridad el número de tu tren, la hora de partida, el andén, asiento,
etc. En ese sentido, se facilita bastante el desplazamiento por el país. También quisiera destacar la
conectividad del sistema de ferrocarriles de Japón, pues todo nuestro itinerario lo realizamos
trasladándonos en metro, Shinkansen, tren y uno que otro pequeño trayecto en bus. Por eso, si
planeas moverte harto por Japón, considera la alternativa de sacar el JR Pass.
Si bien Japón es un país costoso, no lo es tanto en relación a Chile. Siendo a mi parecer lo
más caro el alojamiento y el transporte (pero vaya que si lo vale). Sin embargo, buscando y
planificándote bien, puedes conseguir precios más asequibles a tu presupuesto.
La comida también es un punto bastante subjetivo a la hora de planificar un presupuesto
promedio, debido a que en Japón encuentras restaurantes pequeños a muy bien precio y
comiendo muy rico. Como opción también aparecen los famosos kombinis o tiendas de
conveniencia que básicamente son supermercados pequeños en donde encuentras de todo. Entre
las cadenas más conocidas están 7 Eleven, Lawson y Family Mart. Estos son 24 horas y sin duda te
salvarán ante cualquier necesidad.
Sorbetea y haz todo el ruido posible mientras te comes un sabroso Ramen, no te mirarán
feo ni nada por el estilo, muy por el contrario, es una señal de aprobación al plato. Si gustas,
disfruta comiendo unos ricos sushis en los típicos “sushis go round” y toda la experiencia que
significa estar en uno de ellos.
La invitación es a caminar y dejar los pies en Japón. Creo que la mejor forma de conocer
cualquier lugar del mundo es caminarlo y dejarse encantar por lo que te va ofreciendo el
panorama, mientras avanzas a paso lento y con la mirada en alto, porque todo llama tu atención al
igual que un niño.
Sorpréndete con los templos que encontraras entre grandes edificios, o con la
tranquilidad, armonía y energía de los santuarios. Alucina con la arquitectura de esas pequeñas
casas, en calles angostas, que cuando niño veías en dibujos animados. Contempla este hermoso
país que te quedará plasmado en la memoria por siempre.
Arigato gozaimasu
Gonzalo Toledo Ibarra
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